lo que pensamos si importa

miércoles, 21 de julio de 2010

En los calzones de mi suegra




- Buenas tardes señora Aldama ¿esta su hija?
- ¡Si! Pásale – contesta muy contenta.
- Seguramente ya sabrá a que he venido
- Claro hijo, mi hija esta en la sala y te esta esperando.
- Bueno, con permiso de usted me dirijo hacia ella para que ya no me espere más.
- Adelante hijo, ya no te entretengo.

Ambos pasan al fin, después de tanto platicar, el joven vino a ver a la hija y la madre se emocionaba más que ella. Luis, el joven, llega hacia la sala donde esa hermosa doncella lo esperaba, ¡OH! Sorpresa la de él, estaba mas linda que lo de costumbre, traía un hermoso vestido corto floreado azul, que le dejaba notar su hermosa figura esbelta y su pelo largo hasta media espalda en capas, en conclusión hermosa mujer y eso que olvidamos las zapatillas.
- hola Diana, te ves hermosa con ese vestido.
- ¿Seguro Que me ves con el vestido? No dirás eso porque es mas fácil quitarlo
- Como crees ya sabes que entre mas batalle es mejor. Bueno ¿ya estas lista para irnos?
- Si vámonos, que no te dijo mi madre que te estaba esperando, ¡hay Luis! – después le grita a su mamá por que estaba en la cocina - ¡Mamá ya nos vamos!
- ¡si hija, que se diviertan!

Salen de la casa y se dirigen al carro. Ambos se están en las puertas y Luis le dice:
- Diana ¿lista para bailar toda la noche?
- Seguro ¿a poco crees que te voy a dejar que bailes con otra? Ni lo pienses.
- ¿por qué no amor?
- ¡No! Y ya no digas una sola palabra.

Suben al carro y se dirigen a la fiesta, a su baile de graduación. Jóvenes con apenas la mayoría de edad recién graduados de la preparatoria con un historial de tres años de noviazgo, en pocas palabras, esperan una noche maravillosa e inolvidable. Llegan al majestuoso lugar, los graduados estuvieron mucho tiempo preparando la gran noche, y la pareja desde el primer día de novios.
- llegamos – dice Luis antes de bajarse del carro
- así es – contesta Diana – listos para nuestra noche.

Luis va y le abre la puerta a Diana. Se van directo a la puerta del salón, una pareja muy bonita, una belleza de mujer y la verdad un hombre apuesto, pero hay que meternos mas en la mujer bella. Tiene una cintura, hay Dios mío, que le diera la vuelta solo con la mano, unas caderas que con solo mirarla… ya no sigo porque diré vulgaridades. Entran al bello salón, lo primero que se observa al entrar es un templete a un metro y medio de altura, suponiendo que ahí va la banda, y en los laterales unas bellas lámparas muy rusticas encima de unos pilares pequeños medio griegos, que se veían de maravilla. Volteabas hacia atrás y arriba estaban unos balcones que sus escaleras se veían en las esquinas, en fin hermoso salón.

Luis y Diana están sentados en su respectivo lugar, les tocó exactamente a lado de la pista de baile y a sus laterales estaban los amigos de ambos. En eso se acerca uno de Luis:
- ¡hola Luis! Que hermosa esta Diana, ese vestido azul le queda muy bien.
- ¡ya! No piropees a mi novia. Nomás yo – volteando a ver a Diana – ¿verdad mi amor?
- Si tu lo dices – le responde con un beso leve en la boca.
- No es para tanto… - dice Juan, el amigo – no hagan eso enfrente de los pobres. Se me antoja.
- ¿Con Diana? – pregunta Luis
- ¡No!, con mi novia.
- ¿Ya tienes novia? – pregunta Diana.
- ¡Si!, ¿no te había dicho? Es aquella rubia que esta sentada, la del vestido rojo de tirantes transparentes y con un escote, que Dios me guarde si me caigo ahí.
- ¡Basta! Respétame yo también soy mujer, pero la verdad tiene mucho que enseñar no te vayas a ahogar ahí, aparte ahí te terminas de criar, mírate estas muy flaco.
- ¿Quién es la que tiene que respetar? Bueno me retiro, voy a ver a mi belleza de mujer, a lo mejor después vamos por ahí, a donde nos lleve el viento.
- Sale, adiós Juan – se despide Luis.

El amigo se fue y en ese momento empezó mas el ambiente ya casi todas las parejas empezaban a bailar, solo faltaban unos cuantos que se querían tragar en los balcones, uso ese termino por no usar el mas apropiado “fajar”. Incluso Diana y Luis también estaban bailando; la música estaba muy animada el ambiente genial y ellos… sin comentarios. Bonita fiesta.

Quince para la una, ya todos los jóvenes estaban muy bailados, uno que otro cansado y otros aun en el balcón. La pareja, estaban tomando unas simples bebidas en la mesa, ¡aclaro! no tenían alcohol, es que es muy común los jóvenes en esa edad tomando y mas en su graduación, soy realista. Ellos platicando de su futuro:
- Luis, ¿me seguirás queriendo?
- ¿Te digo la verdad?
- ¡si! – le contesta exclamando y mirándolo a los ojos
- La verdad no… - hizo una pausa y Diana se entristeció – es que hace mucho que dejé de quererte.
- ¿Por qué? Hay algo de mi verdad, ¿será por que nunca nos hemos acostado?
- ¡si! Por eso dejé de quererte y por eso ahora… - otra pausa y Diana ahora mas triste – te amo, te amo…

Diana sintió estremecerse cuerpo entero porque Luis nunca le había dicho eso, entonces ella le responde:
- yo también te amo Luis. – terminan con un beso, no simple como el de antes, ahora fue de entrega, de pasión, de deseo, un beso antojable.
Entonces se deciden a irse, porque la fiesta ya estaba apunto de terminar y no querían amontonarse cuando todos empezaran a salir y además querían llegar temprano a la casa de Diana porque su madre quería brindar con ellos.


En la casa de la señora Aldama aun no se apagaban las luces, había evidencia de que alguien aun seguía despierto, pues claro era la madre, la señora Aldama. Estaba preparando la sala para cuando llegaran los jóvenes, en eso suena la puerta de una forma peculiar.
- ¡¿quien es?! – grita desde la sala la señora Aldama.
- ¿aun no me reconoces? – pregunta una voz masculina, como pasado de cuatro décadas de experiencia, un viejo en pocas palabras.
- ¡eres tú! – corre hacia la puerta y abre, se ve el hombre de muchos años, para no decirle viejo otra vez - ¿Cuándo llegaste?
- Acabo de llegar y ya me hospedé en el hotel más cercano de aquí, bueno el más barato.
- Me da gusto… oyes mi hija hoy se graduó y no tarda en llegar ¿te gustaría brindar con nosotros?
- La verdad no puedo, es que tengo que arreglar mis cosas en el hotel y van a ir unos amigos a verme y ya les avisé.
- Lástima, íbamos a pasar una bonita noche, tú te lo pierdes.
- Lo sé, tus fiestas y tus reuniones son inolvidables. En otro momento será, te lo prometo. Me voy, solo venia a saludar, ahí me felicitas a tu hija.
- Bueno que te vaya bien y después nos ponemos de acuerdo – le dice guiñándole el ojo.

El hombre se va y la señora Aldama prosigue arreglando las cosas para el brindis, en cuanto termina vuelve a sonar la puerta y esta vez si era su hija y el novio.
- ¡mamá! ¡Ya llegamos!
- Si no me dices no me doy cuenta. Bueno ¿ya están listos para el brindis?
- Si señora – contesta Luis.
- Entonces vengan, vamos a la sala y ahí empecemos.

Los tres se van a la sala, ya estaban tres copas y unas botanas, la señora ya tenía todo listo, nada se le fue, ignoro el galán que llegó antes porque ese si se le fue. En el brindis, en el momento grandioso, dos enamorados (como la canción), ahora si les digo “tomando con alcohol”. Que mas da, ya están en la casa de la novia, seguros, ¿que les puede pasar?... Casi las tres de la mañana ya bien ebrios, más la señora Aldama porque los jóvenes no querían arruinar esa noche, en eso, como la señora ya empezaba a decir tonterías, les dijo a los novios:
- hijos, ¿ya hicieron el amor?
- ¡mamá! ¡por favor! No digas eso – reprime la hija apenada con Luis
- ¿Por qué? Hija eso es muy natural. Ustedes ya llevan casi tres años de novios y aun nada. Yo con tu padre, me convenció y pues lo hicimos en la primera cita, es que Salí enojada con mi madre, creo que fue por eso.
- Pero tu mamá, la relación con Luis es muy diferente.
- Bueno, como quieran. Yo nomás decía.
- Señora, debería irse a dormir, ya se le pasaron las copas – le dice Luis.
- Nomás porque tú me lo dices yernito – le da un beso en la mejilla y se va – adiós hija que descansen.
- Bueno mamá, hasta mañana. – casi corriendo a su madre – que descanses.
Por fin se va la suegra, ha de pensar Luis. Imagínate con esa lindura de mujer en su propia casa, sin complicaciones… un momento, estoy hablando de la joven no de la suegra, antes de que piensen mal pero la suegra no estaba tan mal que digamos. En ese momento, ¿qué te puede venir a la mente? Mira no acabo de nacer y tu tampoco, lógico que pasar una noche de pasión con esa hermosa dama, objeción… ellos se aman, bueno, dicen. A la vez eso puede influir para que se dejen llevar ambos, y para que entro en detalles, ya saben lo que pasará. En eso dice Luis:
- ¿Diana…? – pregunta como su estuviera embabesido.
- ¡No empieces, ya sabes que no…!
- ¿de que? Si aun no te digo nada.
- Pero ya se lo que me quieres decir.
- Haber… ¿Qué es?
- ¡Quieres que durmamos juntos!
- No, estás mal. Ahora si te equivocaste.
- ¿entonces? ¿Qué es? – desconcertada.
- Tiene algo que ver con eso, pero no. – le responde abrazándola de la cintura.
- ¡Ah! Ya te entendí, quieres jugar conmigo, ¡quieres tener sexo! ¡Sabes que no! – le grita Diana.
- No tampoco – y la voz de Luis es un poco mas dulce.
- ¿Y entonces? – pregunta Diana mas desconcertada.
- Quiero… ¡Que hagamos el amor!
- No entiendo que diferencia hay en todas las afirmaciones que te dije.
- Solo una – y él se le acerca mas a la cara como para darle un beso – en la última afirmación existe algo que las demás no tienen, eso que me une a ti y no se puede explicar…
- ¿Qué es? – pregunta nuevamente Diana interrumpiendo pero ahora dejándose llevar por el momento.
- Es… ¡el amor! – y el beso llegó a efectuarse entre ambos.

Que buena forma de convencer a una mujer, no critico simplemente que si supo hacerla. Ambos jóvenes dejándose llevar por el momento, pero que momento, deja les recuerdo que esa mujer andaba con ropa muy rápida de quitar, en fin allá ellos y yo prosigo; un momento maravilloso donde no solo la pasión y el deseo… es que debe de haber esa atracción entre ambos… rondan por toda la casa sino también el amor. Ese amor que ha estado fluyendo desde el primer día en que se vieron, dentro de sus corazones; se oye muy cursi pero ahora si que es la verdad, está bien no era amor-amor al principio pero algo parecido, a Luis le gustó Diana cuando la vio el primer día de escuela con esa falda colegiala, pues tiene razón hasta mí me hubiera gustado esa niñita de 15 años con ese cuerpazo… me detengo porque ya me la estoy imaginando. Estaba muy bella, miento sigue estando muy bella y buenísima, no podía olvidar esa palabra porque con ésa te describo todo, solo que ahora esta mucho mas madura. En que me quede…

… ¡ah! Que la convenció. Entonces se detienen del fogoso beso y ella le dice a Luis:
- espera aquí y en cinco minutos vas a mi cuarto, ¿me esperarás? – le pregunta alejándose de él poco a poco.
- Como no, el deseo me desespera, la pasión me altera, pero el amor me apacienta.

Hasta poeta me salió éste. Bueno cuando uno esta enamorado le sale lo músico, poeta y tonto que de todo tenemos un poco. Diana se va y el muchacho la espera a que se aliste, no se puede imaginar que pudiera hacer, bueno si se imaginó una cosa “quitarse el vestido”. Yo también me lo imaginé, es normal. Antes de los cinco minutos Luis sube al cuarto de Diana, es que no podía esperar mas, estaba el foco apagado y la casa semioscura, entonces casi no alcanzaba a ver bien, solo que en la cama ella se veía acostada y Luis va, se acuesta a un lado, la abraza, le besa el hombro, sube su pierda a la de ella y le va recorriendo cada vez más abajo la boca, beso a beso la espalda…
- te siento extraña – dice Luis
- Mm… - es todo lo que se oye de su compañera de cama.

Luis aun sigue besándola pero le daba la impresión de que ya no quería sin embargo ella no demostraba lo contrario. Ella se movía mas como dejándose manipular por Luis, entonces Luis la voltea y ¡OH! Sorpresa:
- señora Aldama ¿Qué esta haciendo usted aquí?
- Mm… - y ella se logra medio despertar – no llegué a mi cuarto así que me quedé aquí. Mi hija a de estar en mi cuarto. Allá está la matrimonial es mejor, pero gracias por el pequeño agasajo.
- Disculpe señora. – medio apenado Luis.
- No te preocupes.

Luis se dirige al cuarto de la suegra, antes de que llegara a tocar la puerta se abre, sale Diana. ¡Hay Dios! Esta mujer me va a volver loco, sale con una bata medio transparente rosita y la ropa interior del mismo juego, que te puedo decir si con falda, vestido y pantalones se ve de maravilla, con ese atuendo ni se diga, entonces dice:
- ¡Luis! Apenas iba avisarte que estaba en el cuarto de mi mamá. Como supiste que estaba aquí. O ¿no te habrás querido acostar con mi mamá? – pregunta Diana en tono de broma.
- ¡no! Como crees. Pero… - agachando la cabeza – por eso supe que estabas aquí.
- ¿Cómo no te entiendo?
- Fui a tu cuarto y pensaba que estabas acostada, que te empiezo agasajar y ¡OH! Sorpresa…
- ¡mi madre!
- Si ¡mi suegra! Puedes creerlo casi me metía con tu madre.
- No es para tanto amor – lo consuela acercándose mas a él con ese atuendo.

Que confianza la verdad para contarle todo eso al ser amado, pues claro es el ser amado y no hay secretos entre ambos, pero ¿seguirán así después de dormir juntos…? Ésa mujer, ahora es la que seduce al pobre de Luis, si como no pobrecito. Él se deja llevar, tonto si no lo hiciera, ella se lo lleva a la grandiosa cama matrimonial que la amorosa suegra les dejó usar y por eso se sacrificó en irse a dormir a la cama de la hija. Seguimos con la hermosa pareja de jóvenes, ahí están; ambos cuerpos amorosos, sensibles, pacíficos e impacientes, vírgenes (se que es mas posible de Diana, pero aunque no lo creas también Luis lo era), de puros ya no hablo, porque eran mas léperos que nada, o vulgares para que me entiendas; en fin ahí estaban aprovechando cada momento, cada minuto, cada segundo que sus cuerpos se rozaban, era muy bonita noche. Ya me quedo ahí para darles un poco de privacidad a los jóvenes.

A la mañana siguiente los tres se despiertan, bueno la suegra ya estaba despierta desde hace rato, no estaba cruda solo tenia sed, dolor de cabeza y de estomago creo que la agasajada del yerno lo provocó. Estaba en la cocina y llegan los novios muy acaramelados, entonces la suegra les dice:
- no les preguntare que hicieron, porque hasta a mí me toco.
- Perdón señora, no fue mi intención.
- Lo se hijo. No te preocupes. Yo entiendo
- Bueno madre – empieza a decir la hija diciéndole a todos – que desayunaremos hoy.
- ¿Qué se les antoja muchachos?
- A mi… - responde Luis pensando la pregunta – la verdad lo que sea es bueno, yo solo sé, que tengo hambre.
- Como no vas a tener – medio interrumpe la suegra – con esa noche, maravillosa con tu novia y que casi despiertas en los calzones de tu suegra.

Los novios sueltan una discreta sonrisa pero de la señora Aldama era muy extravagante. La mesa puesta, solo se decidieron por un simple desayuno. Los novios frente a frente en la mesa y la suegra a un lado, eso es normal de ellas (no las ofendo, pero es la verdad ¿qué haríamos sin ellas?) ellos, los novios por supuesto, estaban mas enamorados que nunca, no dejaban de mirarse mutuamente y sin olvidar como los pies se rozaban unos con otros por debajo de la mesa, adrede, deja les aclaro. Bonita pareja, ahora solo una pregunta ¿Cuándo se irán a casar? Se la llevan muy bien, ahora incluyo también a la suegra, llevan una bonita relación (la sigo incluyendo), se quieren mucho (aun sigo) ya durmieron juntos (medio la incluyo) e hicieron el amor (aquí la descarto).

Pasó de maravilla esa mañana, Luis se va a su casa, la novia y la suegra en la suya. No es de mas decir bonitos momentos.


Días después estaba Luis platicando con Juan, desde la fiesta de graduación no se veían, así que lo principal de la plática era de la gran noche de ambos. Pregunta Juan:
- ¿Qué hiciste después de la fiesta?
- Bueno, nos fuimos a su casa porque mi suegra nos preparó un brindis por la graduación.
- Pues como no, si tu suegra lo que tiene de buena lo tiene de buena.
- ¿y tú? – ahora pregunta Luis
- Te acuerdas que te dije que nos íbamos a ir a donde nos llevara el viento, nos llevo a un lugar maravilloso…
- Si, ese lugar se llama ¡hotel!
- ¡No! Se llama su departamento.
- ¿Ella tiene departamento? – pregunta asombrado.
- ¡Si! Es que ella viene de fuera y su familia le mantenía los estudios y le paga ese departamento.
- ¿y porqué dices hermoso lugar?
- Es que estaba muy bonito, había piscina, su cuarto con jacuzzi y no se diga de la cama estaba muy confortable…
- Entonces, te acostaste con ella.
- La verdad si, lo admito ¿y tú? ¿Qué me cuentas?
- Pues yo también pase una noche muy agradable, muy bonita e inolvidable; que más te puedo decir.
- Si lo hicieron o no. Por ejemplo…
- Solo te puedo decir que perdí mi virginidad pero casi me amanece el día en los calzones de mi suegra.

Juan no comprendió esas palabras así que las pasó por alto y siguieron la plática de otras cosas, como de que iban a estudiar después. Luis quería estudiar en la normal, le llamaba mucho la atención ser maestro.

Un buen día con una muy buena compañía estaba Luis en el parque, claro que estoy hablando de Diana su hermosísima novia, platicando de aquella noche. En eso ella le pregunta:
- Luis, ¿Cómo te ves de papá?
- ¿Por qué la pregunta? – pregunta Luis medio sacado de onda.
- Es que, ya me tocaba la regla y se me esta atrasando mucho.
- ¿Pero... – un poco alterado Luis –…y tu como te sientes? ¿crees que estemos preparado?
- La verdad… - pensando muy bien lo que iba a decir, porque no quería presionarlo mucho – yo si quiero compartir mi vida contigo.
- Yo también, no por nada me dejé llevar por ese momento, esa entrega, la verdad… como te lo dije, te amo y si estas embarazada hay que salir juntos de esto, es mas estés o no estés embarazada… - se puso un poco mas romántico con ella y se le acercó mas - ¡cásate conmigo! Quiero que seas mi esposa y pasar todos mis días a tu lado.
- Yo… - estaba temblorosa, no sabia que decir, por su parte quería decirle que si pero la respuesta no quería dársela apresuradamente - ¡si! Quiero casarme contigo pero…

El sintió que había un problema y empezó a pensar muchos impedimentos que podrían ocurrir, pero ella no duro mucho cuando ya dijo el pero…
- pero, me gustaría que fuera algo no muy extravagante, algo sencillo por ejemplo en el jardín de mi casa después de la misa. ¿Qué opinas?
- La verdad, me parece bien. Entonces ¿Cuándo nos casamos?
- No lo se, pensemos una fecha después, ahora solo ¡bésame! – y sus labios se prenden a los de él.

Se dieron un beso magnífico, próximos esposos, ¿como no darse un beso así? Una pareja perfecta. La noticia le llegó a la suegra y ella hasta brinco de gusto, agarro de besos a Luis y este solo dejándose querer, con una suegra así ¿quién no se deja querer? Ojala mi suegra fuera así.
Pasan los días y las semanas y ellos cada vez mas emocionados por su día, su boda. Ese día tan especial donde sus vidas son entrelazadas para siempre y aunque ellos ya se entregaron lo que tenia cada uno, aun les quedan unas cosas; sus años, sus meses, sus semanas, sus días, sus horas, sus minutos… ya esta muy larga esa frase pero solo diré una palabra mas… sus segundos, ya no le sigo con la otra división porque no terminaría. En pocas palabras vivir juntos.

El tiempo pasa y ellos cada vez mas enamorados, más… pero no deberían estar así, porque uno no debería de casarse en ese grado de amor (es lo que me enseña la filosofía) es que no se van a dar cuenta de los errores de cada uno.
Todos los preparativos listos, solo una cosa los detenía. “El tiempo”. Bendito tiempo, todos perdonan en este mundo, pero él no; todos te hacen caso pero el tiempo por mas que le ruegues tarda lo que el quiere, bueno tarda lo que es. Una semana los separa de su boda, de ese día tan especial (tanto como su primera vez).
Ese día por la mañana, Diana fue a medirse el vestido por última vez, componer los últimos detalles. Es un vestido muy hermoso; es blanco nieve con un escote que terminaba a medio pecho y se le veía… muy bien, la espalda descubierta solo con tres tirantes cruzados y si nos vamos más abajo veremos cómo se desprenden todos los amarres que tenía en la cintura, un hermoso vestido. Ya estaba lista.

1 comentario:

Alfredo dijo...

Basura de relato.

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